Sáhara, Abril 2023
Sólo tengo palabras de agradecimiento por esta caravana en el Interior y sus organizadores. Me he sentido muy cuidada. Día tras día, fui dejando atrás las comodidades a las que pensaba que no podría renunciar y fui apreciando la sencillez de las jaimas, el viento y la arena, el movimiento arriba del dromedario, el silencio de la noche, la paz....y la inmensidad del desierto se instaló en mi corazón. Entonces te das cuenta de que formas parte de estas dunas de arena y polvo de estrella. Ahora los tesoros que esconde el desierto también son un poco míos.
Una experiencia inolvidable, que recomiendo a todo el mundo.
Sáhara, Octubre 2022
Se podría decir tanto y tanto y mucho más, pero solo voy a dar las gracias por todo lo que he recibido en esta caravana,
Respeto, amor, comprensión y ese enriquecimiento a nivel interior, ese empezar a conocerte a ti mismo.
Ha sido una experiencia extraordinaria que no descarto volver a repetir, os animo a todos a vivir esta aventura y a despertar
Sáhara, Octubre 2022
Me apunte a la caravana para conocer el desierto. Sabía que sería un viaje especial y así fue.El desierto me dio orden, puso a la tierra mi proyecto de vida, todo el desorden se ordenó. Solo tenía que cuidar de mi jardín. Un viaje interior que aconsejo a cualquier persona que quiera navegar en su interior.
Maravilloso equipo y organización.
Sáhara, marzo 2022
Y a ti, que quizás te lo planteas, que quizás has pensado en viajar al desierto, te digo:
Él te invita a volar contigo, a ser el que sientas. Le caerás bien. Él no diferencia. Te regala el espacio que tú pretendas. Gratis. Sin metas. Sin tiempo. Sin aseo, también, ni vendas. No cargues mucho tu mochila, suelta. Allí, desierto, no te pide nada, sólo que mires y veas. Seas. Hazlo, no temas, ve y vuela. Suelta las riendas y la magia está dispuesta.
Decidí hacer este viaje al desierto como parte del que estaba realizando. Estaba en un momento crucial de mi andar. Además, lo decidió mi alma, no mi mente y esa ya era una gran señal. Cada vez me acercaba más a mí.
Esta decisión coincidía con otra importante: cambio de contexto en el que habitar. Volvía a mis raíces, volvía a la naturaleza, volvía, en definitiva, a mí. Yo no lo sabía, aún. Sabía, eso sí, que iba a hacerlo. Me fui de mí para volver a mí.
Mi proceso se construye en un origen nada inocuo. No hay palabras realmente escritas que yo pretenda hacer mal uso para ayudarme a describirlo. Resumiendo, si puedo, diré que quise desaparecer en varias ocasiones porque no me hallaba. Me había perdido. Esa pérdida desembocaba en un sufrimiento como jamás había experimentado. Mi alma pedía a gritos encontrar mi esencia, esa naturalidad que me caracteriza: mi espontaneidad, mi sentido del humor, esa sensibilidad que me radica y mi presencia tan bonita. ¿Dónde estaba?
Mi gran labor de trabajo personal unida a esta experiencia ha sido extraordinaria, sí, en su sentido etimológico: fuera del orden establecido. Fuera del sistema, fuera del nido. Fuera pero dentro. Dentro, de mí. El desierto es un contexto espejo impresionante. Fui al desierto. Volví a mí. Escalón importante en mi reencuentro. Exprimí su presencia. Me exprimí. Me nutrí del todo y la nada. Fui, Era, SOY. Ha sido como el proceso del bambú, que tanto admiro.
Me acercaste a mí, arena querida. Morí. Resurgí. Niña, pura, en alma. Tus aristas me envolvieron, me dejé atrapar en un vacío de calor, de solo amor y tu viento me llevo a batir alas.
Despegué y volé contigo como jamás soñé. Amor enorme, como no lo hay. Te debo mucho o quizás nada. Ya recibiste mi todo. Mi alma. Tan grande y eterna como la tuya. Vengo a visitarte en breve. Mi niño Ismael, me espera.
Te escribiré tantas otras veces…
Y a ti, que quizás te lo planteas, que quizás has pensado en viajar al desierto, te digo:
Él te invita a volar contigo, a ser el que sientas. Le caerás bien. Él no diferencia. Te regala el espacio que tú pretendas. Gratis. Sin metas. Sin tiempo. Sin aseo, también, ni vendas. No cargues mucho tu mochila, suelta. Allí, desierto, no te pide nada, sólo que mires y veas. Seas. Hazlo, no temas, ve y vuela. Suelta las riendas y la magia está dispuesta.
Óscar, gracias por encontrarte en el camino. Buena ofrenda. Te quiero, amigo.
Caravaneros, gracias por vuestra entrega. Armonía, equilibrio, perfecto sistema. Formamos parte de ello, de esta gran experiencia.
Gracias de nuevo a Hamid, Ismael… nuestros bereberes guías, preciosas estrellas que, en tu cielo de magia, viven pausados, observando y amando.
Sáhara, octubre 2021
Después de un mes aterrizada de este viaje tan intenso, hoy he necesitado volver al desierto. He mirado todos los recuerdos, sin prisa, como el desierto inspira a tomarte la vida y me he visto con fuerzas para coger mis preferidos, aunque en mi corazón hay muchísimos más. Quizá ha sido el mejor viaje de mi vida, sin hacer nada, sin dosis extra de adrenalina, sin poder explicar mucho hacia fuera, pero con un aprendizaje que me ha dejado una buena resaca emocional (después de un mes, todavía, sí). Viajar cultivando el alma, es la forma en la que siento el viaje, a donde sea, pero volviendo con la mochila tan revuelta como una misma por dentro. Y "Caravana hacia el interior" te invita a hacerlo tan sólo dejándote llevar, y en buenas manos. Me llevo una gran lección, ahora entiendo qué significa para mí el “necesito desierto” y sé dármelo aquí mismo. Y aunque todavía no sé cómo hacer que crezca la flor que floreció en el desierto, de momento la cuidaré con todo el amor del mundo. Mil gracias a mis caravaneros, cada uno de vosotros fuisteis gran parte de mi aprendizaje. Gracias por tanto. Inshallah.
Sáhara, octubre 2021
Fui a la caravana sin buscar nada. Solo quería ver el desierto y disfrutar contemplando las estrellas. Me reencontré con Òscar Boule y me regaló su tranquilidad, su sencillez y el amor, con los que él y su equipo guían al grupo. Me encontré con los bereberes, que me enseñaron el trabajo humilde y que lo sencillo es maravilloso. Me encontré con compañeros/as, cada uno con su historia, abiertos a vivir la experiencia y sintiéndome en todo momento acompañado con mucho cariño y respeto. El desierto me enseñó a caminar poco a poco, a disfrutar subiendo las dunas y a dejarme caer en ellas. La noche en el desierto me regaló el silencio y la grandiosidad de las estrellas. Descubrí lo pequeño que soy y lo grande que puedo ser.¡Gracias Óscar!
Sáhara, abril 2018
El desierto es nada y es todo, es soledad y es compañía, es tristeza y alegría. Parece ser que ya empiezo a digerir lo que he vivido allí. Me he conocido más, me he dejado conocer, he cuidado y me he dejado cuidar, he abrazado y me han abrazado, he llorado y he reído, me he sentido morir y renacer. Agradecida eternamente a mi tribu del desierto, a los nuevos amigos y a Òscar Boule por su atención, presencia y respeto como guía del grupo.
Sáhara, octubre 2019
Puedes ir con pocas o muchas expectativas, pero el desierto y tú lo hacéis cambiar todo. Rencuentro con la sencillez, con nada y con todo, contigo mismo. Sufría por dormir en el suelo, por el baño o por la ducha. Al final, todo esto fueron anécdotas que contar. Enfrentarte a tus pequeños o grandes miedos. Hablar, conocer y, sobre todo, valorar lo que tienes alrededor. Una experiencia de las que dejan huella. Repetiré, por el desierto, por la gente, por mí.
Sáhara, marzo 2022
Me es difícil transmitir a quien me lo pregunta toda la intensidad vivida en las dunas, en el terreno pedregoso, en las noches llenas de estrellas vívidas. Es un viaje mucho más lleno de emociones que de situaciones o de anécdotas.
Caminar cada día, la arena omnipresente en todo, los compañeros de viaje, la hospitalidad de los amazics, y la claridad que Oscar te aporta. Vivencias de cada uno que llegan a golpear drásticamente en tu interior, y que provocan que conectes con tu esencia y con el universo.
"Lo que hace bello al desierto es que en medio de él puedes encontrar un pozo. Y ese agua es buena para el corazón."(Après St.Exupéry)
Sáhara, noviembre 2015
El agua purifica el cuerpo y el desierto purifica el alma. Ésta fue la primera frase que escuchamos después de pasar una semana inmersos en el desierto y la que simplifica lo que viví allí. La experiencia de estar durante unos días sin estímulos externos, y la facilidad en que los sentidos, de repente, solo saben mirar hacia adentro es espectacular. Durante los días en el desierto disfrutas del silencio que hay en él. Gracias a la magia del desierto descubres partes de ti que estaban en la otra parte de la duna y que desde allí puedes visualizar y reconocerlas. La mejor experiencia que he tenido en mi vida.100% recomendable a todo el mundo.
Naturaleza, silencio, encuentro.